Estuvo secuestrado en la ESMA desde noviembre de 1978 hasta febrero de 1980.
Después de una etapa inicial de tortura e interrogatorios común a todos los secuestrados, trabajó realizando falsificaciones de documentos para las Fuerzas Armadas. También fue obligado a proyectar películas para los secuestrados y para los integrantes de las fuerzas de seguridad en la “Huevera”. Durmió en las cuchas de “Capuchita” y de “Capucha” hasta pasar a dormir en el sótano. Previo a la ESMA, Carlos estuvo 13 días secuestrado en los calabozos de la Superintendencia de Seguridad Federal, de la Policía Federal, en junio de 1976.